Mi Flog de Condes Vampiro
Publicado: Sab Dic 15, 2012 2:00 am
Hoy os contaré la historia de Gildread el Maldito.
Nunca la oiréis en los palacios de la isla de Ulthuan, quizás en las tierras de ayende los mares, entre susurros y maldiciones.
Gildread de Lothern fue el más valiente y audaz de los príncipes élficos. A veces, sus proezas rallaban la locura, olvidando ese sentido común que caracteriza a los de su raza.
Alejado de la corte por estos motivos, fue exiliado con sus fieles soldados a uno de los más alejados castillos en el Viejo Mundo , el de Caern Lothar.
Desde allí, acosaba y hostigaba al resto de las razas, siempre con un único sentido: la lucha.
En su última batalla , tuvo la desgracia de enfrentarse a Elishabeta , condesa de Bathorya. Una de las mayores y más longevas vampiresas, con un ejército cinco veces superior al de Gildread.
Una vez destruidas las defensas y perdido el castillo , Gildread y sus últimos hombres se defendieron en el salón principal , dispuestos a vender cara su piel.
En ese momento Elishabeta , congraciada con el enorme potencial bélico de Gildread, frenó la lucha y le ofreció la vida eterna.
A cambio, sólo pedía servidumbre y maldad, más de la que ninguno de los nobles elfos podría haber pensado nunca.
Gildread recapacitó dos veces, en aquella fría y oscura noche.
A la tercera, la respuesta fue "si", mientras Elishabeta le daba de beber de su propia sangre.
Algunos de sus fieles comandantes se lanzaron a impedirlo, fueron ensartados por las lanzas
Algunos lloraron aquella amarga decisión , fueron decapitados
Otros, simplemente se dejaron llevar y bebieron la sangre, para continuar con Gildread.
Aquella noche nació Gildread el Maldito ,que con la ayuda de Elishabeta , levantó al resto de sus antiguos soldados para que les sirvieran en las formas más horribles de la no-muerte.
En algunas ocasiones se ve a su ejército vagar por el viejo mundo, arrasando ciudades de los reinos de los hombres. En otras, son los enanos u otros elfos quienes tienen que temerle.
Pero su fin último es otro; reunir una armada, atravesar el océano y regresar a Ulthuan, para arrasarla hasta los mismos cimientos.
Nunca la oiréis en los palacios de la isla de Ulthuan, quizás en las tierras de ayende los mares, entre susurros y maldiciones.
Gildread de Lothern fue el más valiente y audaz de los príncipes élficos. A veces, sus proezas rallaban la locura, olvidando ese sentido común que caracteriza a los de su raza.
Alejado de la corte por estos motivos, fue exiliado con sus fieles soldados a uno de los más alejados castillos en el Viejo Mundo , el de Caern Lothar.
Desde allí, acosaba y hostigaba al resto de las razas, siempre con un único sentido: la lucha.
En su última batalla , tuvo la desgracia de enfrentarse a Elishabeta , condesa de Bathorya. Una de las mayores y más longevas vampiresas, con un ejército cinco veces superior al de Gildread.
Una vez destruidas las defensas y perdido el castillo , Gildread y sus últimos hombres se defendieron en el salón principal , dispuestos a vender cara su piel.
En ese momento Elishabeta , congraciada con el enorme potencial bélico de Gildread, frenó la lucha y le ofreció la vida eterna.
A cambio, sólo pedía servidumbre y maldad, más de la que ninguno de los nobles elfos podría haber pensado nunca.
Gildread recapacitó dos veces, en aquella fría y oscura noche.
A la tercera, la respuesta fue "si", mientras Elishabeta le daba de beber de su propia sangre.
Algunos de sus fieles comandantes se lanzaron a impedirlo, fueron ensartados por las lanzas
Algunos lloraron aquella amarga decisión , fueron decapitados
Otros, simplemente se dejaron llevar y bebieron la sangre, para continuar con Gildread.
Aquella noche nació Gildread el Maldito ,que con la ayuda de Elishabeta , levantó al resto de sus antiguos soldados para que les sirvieran en las formas más horribles de la no-muerte.
En algunas ocasiones se ve a su ejército vagar por el viejo mundo, arrasando ciudades de los reinos de los hombres. En otras, son los enanos u otros elfos quienes tienen que temerle.
Pero su fin último es otro; reunir una armada, atravesar el océano y regresar a Ulthuan, para arrasarla hasta los mismos cimientos.