Saga "Batalla de Brunanburh 937" (FINAL VIII LIGA SAGA)
Publicado: Sab Ago 22, 2020 6:58 pm
Antecedentes históricos "Batalla de de Brunanburh 937"
Athelstan, el hijo mayor del rey Eduardo "El Viejo", fue criado bajo la tutela de su tía, Ethelfleda "La Dama de Mercia". Cuando muere su padre, le sucede en el trono su segundo hijo Elfweard, y Athelstan hereda el reino de Mercia.
Elfweard que nunca fue coronado Rey, murió posiblemente por las maquinaciones de Athelstan, quien le sucedió en el trono de toda Inglaterra.
Años mas tarde casó a su hermana Edith con Sihtric el rey vikingo de Jórvik (York) y de Northumbria, consiguiendo una gran alianza, sin embargo, el rey Sihtric murió al año siguiente (927) y Athelstan aprovechó la oportunidad para anexionarse Northumbria, usando el título de Basileo como en el imperio Bizantino.
Su reinado finalmente unificó a toda Inglaterra, completando misión de su abuelo Alfredo "El grande", siendo el primer rey verdadero de toda Inglaterra.
Antecedentes de la batalla
Tras la conquista de Northumbria, el rey de Escocia Constantino II comprendió que Wessex era un peligorso enemigo para el reino de Alba (Escocia) por lo que comenzó a forjar alianzas con los reinos vecinos. Así, Constantino casó a su hija con Olaf Guthfrithsson, rey vikingo de Dublín y York, lo que aceleró la alianza con los condes de Northumbria. Por su parte, Owen I de StrathClyde que estaba emparentado con Constantino fue incorporardo a la campaña contra Athelstan.
Olaf se preparó para recuperar Mercia. Reunió un gran ejército en Irlanda y, desembarcó en el Humber. Constantino con Owen y los condes de Northembria, marcharon hacia el sur, uniéndose a Olaf.
Cuando llegaron a Mercia se dedicaron al pillaje, los condes de la zona unieron sus huestes y fueron al encuentro de Olaf. Ambas fuerzas se encontraron venciendo el rey Olaf, muriendo el conde Godrek y el conde Álfgeir huyó con la mayor parte de la hueste, abandonando el campo de batalla.
El rey Olaf se adueñó del norte de Mercia. Álfgeir se reunió con el rey Athelstan de Wessex, contándole los planes de la alianza de enemigos.
ASi el rey hizo llamar a todos sus hombres y juntó sus mesnadas, convocó a sus condes y notables. y se puso en camino con las huestes que había conseguido, al encuentro de los escoceses y los nórdicos.
Al rey Olaf, se le unieron algunos nobles de la zona, entre ellos los condes Hring y Adils que disponían de hueste propia, con lo que las fuerzas de Olaf aumentaron aún más.
Cuando el rey Athelstan tuvo conocimiento, reunió un consejo de guerra para estudiar las acciones a realizar. Llegaron al acuerdo de que el rey Ethelstan debía regresar al sur y reunir todas las tropas posibles y volver de nuevo al norte con esos refuerzos.
El ejército que se había reunido se puso bajo las órdenes de los jefes Thórólf y Egil, que habían de mandar las tropas que los vikingos habían puesto a disposición del rey y el conde Álfgeir dirigiría sus propias mesnadas.
Enviaron un mensajero al rey Olaf y comunicándole que el rey Athelstan quería retarle a una batalla campal, y ofrecía como campo de batalla el páramo de Vír, junto al Bosque de Vír, y que deseaba que no siguiera saqueando sus tierras, reinaría sobre Inglaterra quien triunfara en la batalla, estableciéndose el plazo de una semana para el encuentro.
El rey Olaf detuvo su ejército, dejaron de saquear, y los llevó al páramo de Vín. Al norte del páramo había un burgo, donde el rey Olaf se instaló con la mayor parte de sus huestes, pues la comarca era rica y pensó que allí sería más fácil obtener las provisiones que su ejército precisaba. Envió parte de sus hombres al páramo en que se había acordado celebrar la batalla, donde debían instalar el campamento y prepararlo antes de que llegara enemigo. El campo de batalla era un páramo llano, y a un lado había un río y al otro lado un gran bosque.
Los hombres de Athelstan acamparon en frente al enemigo, mientras el rey se alojaba con el resto de las fuerzas en un burgo que había al sur del páramo, al que llegaban tropas nuevas de día y noche.
Cuando llegó el día acordado, los hombres de Ethelstan mandaron mensajeros a Olaf, para decirle que el rey Ethelstan estaba listo para la batalla y que tenía un enorme ejército, pero no quería que hubiese tanta pérdida de vidas humanas, le pedía que regresara a Escocia, y que le daría, un chelín de plata por cada arado que hubiera en todo su reino, y que quería sellar así su amistad. Pidieron tres días de tregua: uno para volver, otro para deliberar y un tercero para regresar.
Regresaron los mensajeros diciendo que la propuesta no era suficiente para Olaf. Mandaron otros diciendo que Ethelstan daría todo lo ofrecido y que además daría al ejército del rey Olaf, un chelín por cada hombre libre, y un marco a cada uno de los jefes que mandaran doce hombres o más, un marco de oro a cada comandante y cinco marcos de oro a cada uno de los condes. Los enviados pidieron otro plazo de tres días.
Cuando regresaron los mensajeros diciendo que aceptaban, Ethelstan dijo a los enviados: «Decidle de mi parte al rey Olaf que le permitiré regresar a Escocia con su ejército, pero que habrá de devolver todas las riquezas que ha obtenido saqueando estas tierras; haremos entonces la paz entre nuestros países, y ninguno atacará al otro. Además, el rey Olaf se convertirá en vasallo mío y gobernará Escocía en mi nombre, como virrey mío. Id ahora y contádselo así».
Los enviados regresan a medianoche ante el rey Olaf, quien mandó llamar a sus condes y a los demás jefes e hizo un consejo de guerra, se dieron cuenta que habían sido engañados para ganar tiempo y decidieron atacar al amanecer.
Primer día de la batalla
El conde Hring y su hermano Adils prepararon su ejército, y aún de noche se dirigieron hacia el sur del páramo para realizar un ataque sorpresa contra las fuerzas que estaban en el páramo. Cuando clareó, los centinelas de Thórólf vieron al ejército en marcha, hicieron sonar las trompas de combate y los hombres se armaron, y formaron en orden de batalla en dos grupos. El conde Alfgeir mandaba el grupo de la izquierda junto al río, con las huestes que le habían seguido hasta allí, y también las huestes que se habían reunido en la comarca. Thórólf mandaba el otro grupo compuesto por vikingos y se situaron cerca del bosque.
El conde Adils y su hermano al ser descubiertos, formaron también en dos grupos. Adils formó frente al conde Álfgeir, y Hringfrente frente a los vikingos de Thórólf.
Entonces empezó el combate, avanzaron los dos grupos. El conde Adils atacó e hizo que Álfgeir retrocediera; los hombres de Adils redoblaron esfuerzos y no pasó mucho tiempo antes de que Álfgeir se retirara del campo de batalla.
Adils persiguió primero a los que huían, pero regresó a la batalla, para combatir. Cuando Thórólf lo vio se volvió contra el conde y ordenó a sus hombres que se mantuvieran muy juntos, y se pegaran al bosque para proteger sus espaldas. Hubo una feroz batalla, produciéndose muchas bajas. Al anochecer, Thórólf y Egil regresaron a su campamento, y pronto llegó el rey Ethelstan con todo su ejército, y plantaron sus tiendas.
Los escoceses hicieron lo mismo, poco después llegó el rey Olaf con su ejército y le comunicaron que sus dos condes Hring y Adils habían muerto, así como gran número de sus hombres.
Segundo día de batalla
A la mañana siguiente, el rey Ethelstan puso en pie a su ejército temprano, formó en primer lugar a su propia división junto al río, y colocó en vanguardia a las compañías más avezadas bajo el mando de Egil. La otra división al mando de Thórólf junto al bosque. Detrás situó una reserva de caballería.
El rey Olaf empezó a desplegar su ejército cuando vio que el de Ethelstan estaba ya formado. Formó también en dos divisiones una bajo su mando, frente al rey Ethelstan; la segunda junto al bosque, frente a las huestes que Thórólf mandada por condes escoceses.
Los efectivos eran más o menos los mismos de unos 15.000 hombres por cada bando.
Los nórdicos y los escoceses se habían hecho fuertes al estilo de los vikingos, con una robusta empalizada de troncos dentro de una profunda zanja, y cuando fueron atacados por los sajones empezó una lucha desesperada. La zanja fue pasada, el “muro de tablas” abatido.
Comenzó una terrible lucha, Thórólf avanzó tanto que casi quedo aislado, los escoceses combatían muy desperdigados, retrocediendo y volviendo a juntarse cuando les convenía, para tenderles una trampa. Adils le atacó, y hubo allí feroz lucha, muriendo Thorólf. Egil se dio cuenta de la situación y avanzó para proteger a Thórólf, hasta que se topó con el conde Adils al que mató, la hueste que seguía Adils huyó, Egil y su hueste les persiguieron y mataron a todos los que pudieron. Los otros condes escoceses no quisieron permanecer allí cuando vieron huir a sus compañeros, y escaparon a toda prisa.
Egil y los suyos se dirigieron a donde estaba la división del rey Olaf, y la atacaron por el flanco izquierdo, rompiendo la formación. Muchos de los hombres de Olaf huyeron. El rey Ethelstan vio que la división del rey Olaf empezaba a ceder, entonces atacaron fieramente, y las huestes de Olaf retrocedieron y se hizo el caos, muriendo muchos guerreros, el propio rey Olaf murió y el resto se dio a la fuga, pero fueron perseguidos por el destacamento de caballería.
Consecuencias.
Cinco reyes y siete jarl vikingos cayeron en la sangrienta batalla. Alfric y Athelwin, primos de Ethelstan, y un destacado obispo sajón resultaron también muertos.
Esta batalla es una de las más importantes en la historia británica, ya que la victoria de Ethelstan sobre la coalición entre nórdicos y celtas confirmó la unidad de Inglaterra como reino anglosajón. Sin embargo, Wessex quedó debilitado militarmente, lo que permitió a todos los reinos de las islas consolidarse en los territorios que habían conquistado anteriormente.