Podcast El selenita errante "Trasfondo wargame Congo Guerra anglozulu. " Por Erhard_Raus (Andrés)

Dedicado a tratar trasfondos de los juegos más rarunos y otros que no lo serán tanto, el objetivo principal es haceros pasar un buen rato, y que de ello pueda surgir la curiosidad por estos juegos y que con ello los probéis.

Por Erhard Raus.
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Podcast El selenita errante "Trasfondo wargame Congo Guerra anglozulu. " Por Erhard_Raus (Andrés)

Mensaje por Gakis » Vie Abr 03, 2020 1:04 pm

Os damos la bienvenida nuevamente al Selenita Errante.

En estos programas hablaremos de los trasfondos de los juegos más o menos rarunos que jugamos. El objetivo principal no es otro que hacer pasar un buen rato y que si sientes curiosidad por este tipo de juegos o ambientaciones puedas sumergirte en ellos.

En este segundo episodio de la temporada vamos a viajar a la sudafrica de 1879 para hablar de Trasfondo para Congo. Hablaremos de la guerra anglozulu. Desde la batalla de Isandlwana y el Barranco de Rorke al final de la guerra con la batalla de Ulundi.

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TRASFONDO HISTÓRICO PARA AYUDA CON EL PODCAST

El Selenita Errante, os doy la bienvenida a este 2º programa de la primera temporada dedicado a tratar trasfondos de los juegos más rarunos y otros que no lo serán tanto, el objetivo principal es haceros pasar un buen rato, y que de ello pueda surgir la curiosidad por estos juegos y que con ello los probéis.

Además de tratar el trasfondo puro, también recomendaré, como veréis al final, no sólo el reglamento, también un esbozo de algún escenario o aventura con el que jugar, o directamente con un escenario en concreto que o bien crearé u os indicaré creado, también os presentaré, en su caso, reglamentos alternativos con los que vamos a poder jugar dicho trasfondo.

Sin más, os quiero presentar el segundo episodio de la primera temporada con creación, edición y presentación de este que os habla Erhard Raus, Trasfondo de Congo, guerras anglo-zulús segunda parte desde Isandlwana y el barranco de Rorke a la batalla de Ulundi y el final de la guerra Espero sinceramente que lo disfrutéis.

El Ejército zulú se había concentrado en Ulundi a mediados de marzo. Inmediatamente después de la batalla de lsandlwana, el rey Cetshwayo trató de usar su posición de fuerza para negociar una salida política a la guerra, pero su intento se vio frustrado por la dispersión de sus guerreros para recuperarse y por la determinación británica de vengar lsandlwana a toda costa.

Para marzo quedó patente por la creciente actividad británica que estaba a punto de comenzar una nueva fase de la guerra. En una reunión con sus generales y consejeros, determinó que la columna de Wood suponía la mayor amenaza por lo que decidió enviar al grueso de su ejército al norte mientras que las fuerzas locales que sitiaban Eshowe deberían frenar el avance de Chelmsford.

El rey ordenó que no atacaran las posiciones fortificadas, sino que tratara de atraer a las tropas a campo abierto. Si eso fallaba, debería rebasar el campamento y atacar al desprotegido Transvaal, con la esperanza de obligar a Wood a ir a su encuentro. De nuevo dio el mando del ejercito a Ntshingwayo; el príncipe Dabulamanzi no se encontraba entre ellos. Había abandonado Ulundi, con el estigma de su desafortunada salida contra el barranco de Rorke y, como su refugio personal estaba cerca de Eshowe, se vio implicado en las operaciones contra Pearson.

Este ejérctito zulú era tan grande como el impi que atacó Isandlwana y la gran mayoría de sus guerreros eran veteranos de esa batalla.

Lejos de descorazonarse por las terribles bajas sufridas en Isandlwana, estaban eufóricos. Esta sensación aumentó por el hecho de que los fusiles capturados en Isandlwana se distribuyeron entre los amabutho, llevándolos a tener la falsa impresión de que su potencia de fuego era igual a la de los británicos.
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Khambula

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Los zulúes establecieron un vivac en el río Mfolozi Blanco, a unos 20 km del campamento de Wood que puso en pie a sus hombres el día 29 de marzo temprano y los empleó en hacer los preparativos finales. Su posición era fuerte, sobre la cresta de una sierra que los británicos llamaban Khambula y los zulúes conocían como Ngaba ka Hawana, “punto fuerte de Hawana.

Wood había dispuesto un bastión (una zanja con la tierra extraída colocada por encima, formando un parapeto) unido por una empalizada a un pequeño campamento de carromatos situado más abajo, en un llano, que se usaba como redil para los bueyes de transporte.

A 300 m al oeste del bastión había un gran campamento defensivo, un círculo irregular de carromatos encadenados entre sí, con una zanja de escasa profundidad y un muro de tierra a su alrededor. Para defender esta posición, Wood tenía 2.086 hombres del 90 Regimiento de Infantería, unos 180 auxiliares negros de las fuerzas irregulares y cuatro cañones de 7 libras de la batería 1117 de la Artillería Real reforzada por dos cañones sueltos, y 11 ingenieros. No tenía caballería de línea pero contaba con 630 hombres de caballería ligera irregular, compuesta por batidores del Transvaal, fusileros de Kaffraria,caballería de fronteras y africanos a caballo (algunos de los cuales habían combatido en Isandlwana), al mando de Buller. No pertenecían al sistema de voluntarios de Natal, y la mayoría se habían reclutado en la frontera de El Cabo o en la del Transvaal. Unas fuerzas comparables a las de Chelmsford durante la campaña de Isandlwana.

Los exploradores de Wood localizaron al ejército zulú alejándose de su vivac hacia las 10.30 de la mañana del día 29 de marzo. Aunque inicialmente todo parecía indicar que se dirigían al oeste, se situarán a unos 6 km al sur del campamento británico para iniciar los preparativos del ataque (algo que contravenía las ordenes del rey de no atacar el campamento de Wood).

Lo más probable es que los jóvenes guerreros es que estuviesen deseosos de lanzarse al ataque. Wood situó sus cañones en el bastión apoyados por una compañia de infantería del 90 Rgto. y envió compañía y media a proteger el campamento del ganado (13 Rgto.), ocupando el campamento principal con el resto de sus fuerzas. Situó al resto de su artillería (4 cañones) en terreno abierto entre el bastión y el campamento. Las cajas de munición estaban abiertas y situadas cerca de las lineas de fusileros y las tiendas de campaña habían sido desmontadas en preparación del combate.

El cuerno izquierdo zulú (Rgto. Khandempemvu) marchó hacia el valle al sur del campamento mientras el pecho (refimientos uMbonambi, i dlondlo, uDududu, iSangqu, uThulwana, iMbube e i dluyengwe) remontaba los contrafuertes orientales de la sierra.

El Rgto. i gobamakhosi, que formaba el cuerno derecho, se desplazó al norte del campamento. Los amabutho normales se habían reforzado con un gran número de guerreros Qulusi del distrito local extendiéndose más de 15 kilómetros de extremo a extremo cubriendo de negro completamente las colinas a causa de los guerreros que había.

Una visión sobrecogedora para los defensores británicos. El cuerno derecho fue el primero en entrar en acción, deteniendo su avance a unos dos kilómetros y medio del campamento mientras el pecho y el centro todavía estaban entrando en posición. Hacia la 1.30 del mediodía los iNgobamakhosi avanzaron repentinamente, desplegando en formación de combate a un kilómetro de distancia.

En este momento, o bien el grueso del ejército zulú interpretó que todo el ejército avanzaba o bien los regimientos rivalizaban entre sí por el honor de ser los primeros en alcanzar el campamento; sea como fuere, no había sido una maniobra intencionada de Ntshingwayo, incapaz de controlar sus propias fuerzas.

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Wood aprovechó la portunidad y ordeno a Buller hacer una salida para incitar al ataque sin apoyo a los iNgobamakhosi. Al frente de 100 hombres cabalgó hasta situarse a distancia de tiro de fusil, donde desmontaron y efectuaron una descarga. Los zulues se lanzaron al ataque inmediatamente, retrocediendo Buller y sus hombres al campamento repitiendo las descargas cada 500 metros.

Los zulues les gritaban desesperados “No huyas, Johnny, queremos hablar contigo!” y “somos los muchachos de Isandlwana!”.

Ordenadamente los hombres fueron regresando al campamento mientras la caballería nativa, que visto lo visto en la batalla de Isandlwana no tenía mucha fe en la defensa británica de sus campamentos, pasó el día en campo abierto, hostigando a los flancos zulúes durante todo el combate.

Entonces abrió fuego la artillería sobre las lineas zulues seguida de una tremenda descarga de fusilería que barrió el terreno a lo largo del perímetro del campamento, deshaciendo las lineas delanteras zulues y haciendo vacilar la carga y obligando al resto de los hombres a lanzarse cuerpo a tierra.

Sin embargo, al no disponer de ninguna protección natural se encontraban terriblemente expuestos y al no poder mantenerse en posición, se replegaron al abrigo de un pliegue rocoso del terreno al nordeste, dejando la ladera sembrada de cadáveres. De esta manera, Wood había desbaratado el plan zulú al provocar el ataque del cuerno derecho y con ello, había logrado una importante superioridad táctica: mientras los zulus malgastaban sus fuerzas en ataques parciales y descoordinados, el era libre de concentrar su fuego en el punto que fuese necesario.

Cuando los iNgobamakhosi se replegaban, el cuerno izquierdo y el pecho avanzaron rápidamente, en un intento tardío por apoyarlos. El pecho llegó en grandes oleadas, arrastrándose por los alrededores, pero su aproximación fue mucho menos abierta que la de los iNgobamakhosi y la artillería disparó granadas de metralla, abriendo grandes brechas entre sus líneas.

A 700 metros la infantería británica abrió fuego y a pesar de que cuando alcanzaron una distancia de 200 metros, las pérdidas sufridas por las filas zulúes ya eran aterradoras, el centro llegó casi hasta los muros del bastión antes de tener que replegarse.

El cuerno izquierdo pudo avanzar por un valle empinado, cubierto de vegetación a lo largo del lado sur del campamento, a cubierto del fuego británico hasta descrestar la elevación de terreno a menos de cien metros del campamento; pero una vez aquí fueron recibidos con una lluvia de fuego devastadora a tan corta distancia. Los impactos de las pesadas balas de los Martini-Henry hacían saltar a los guerreros zulues hacia atrás cayendo sobre sus propias filas, pero continuaban llegando más y más con la esperanza, muy poco real, de conseguir la victoria.

Cerca de las tres de la tarde el ibutho uNokhenke, a la izquierda del centro zulú, descendió por el valle y llegó al muro del redil de ganado. Se produjo una confusa lucha cuerpo a cuerpo con los hombres del I batallón del 13° Regimiento que lo defendían y los zulúes los obligaron finalmente a refugiarse dentro.

La lucha continuió dentro, entre el ganado, por lo que Wood ordenó que se replegaran mientras los jubilosos uNokhenke irrumpían en las posiciones ya desalojadas disparando con potencia, pero sin precisión, sobre el campamento. Para explotar este éxito, los jefes zulues comentaron a las concertar tropas del ibutho uMbonambi para lanzar una nueva oleada con la que pretendían aumentar la brecha en las defensas británicas.

Wood ordenó al comandante Hackett situar dos compañías en la parte superior de la ladera, fuera de la protección del campamento y estas comenzaron a disparar sobre el valle, causando estragos en la concentración zulú que retrocedió buscando protección.

Seguidamente Wood ordenó a su artillería que barriera el redil de ganado y los uNokhenke fueron expulsados paulatinamente.

Los zulúes ocuparon entonces una pequeña loma, a unos 300 metros del campamento, desde donde comenzaron a hostigar con fuego a corta distancia, a los hombres de Hackett y al lado sur del campamento. Algunos hombres resultaron heridos y el propio Hackett fue herido en la cara, perdiendo la vista. Wood hizo regresar al grupo.

Buller ordenó a sus hombres que no perdiesen tiempo apuntando a un guerrero en particular, sino que disparasen directamente sobre el estiercol, que era atravesado por las balas alcanzando a los guerreros que se protegían detrás ( la posición zulú era en realidad un vertedero de basura del campamento y estaba cubierto por un montón de estiércol, que había hecho brotar un manto de alta hierba verde ).Descarga tras descarga se barrieron los montones de estiércol, silenciando el fuego zulú. Al día siguiente se encontraron 62 cadáveres.

El pecho zulú se reagrupaba y avanzaba una y otra vez por la cresta de la sierra, buscando en cada asalto sucesivo una mejor posición, pero cada ataque tenía el mismo resultado: una concentrada lluvia de fuego que no podían resistir. Alrededor de las 4.30, los iNobamakhosi, situados en la derecha zulú,atacaron ferozmente de nuevo hacia el lado norte del bastión pero el acceso a los muros era empinado y los guerreros se enfrentaron a una lluvia de fuego de mosquetería y metralla que cayó sobre ellos abatiéndolos y la carga se vino abajo.

En este momento de la batalla, los guerreros gateaban o se tendían en un gran semicírculo, ocupando cualquier abrigo que pudieran encontrar, rodeando el campameto por tres lados y disparando sus armas de fuego con escasa efectividad. Una y otra vez, algún induna (comandante) incitaba a uno u Otro regimiento a hacer acopio de valor para un asalto final , pero ninguno pudo realizarlo y hacia las 5 de la tarde parecía muy claro el resultado de la batalla.

Wood ordenó salir al 13 para limpiar el redil de ganado de guerreros supervivientes; las tropas expulsaron a la bayoneta calada a los guerreros rezagados, tras lo cual comenzaron a disparar contra las masas negras que descendían por el valle. Por todas partes, los zulúes comenzaban a retirarse, despacio y ordenadamente, disparando todavía y evacuando a sus heridos. Pero era ahora la infantería británica la que les vociferaba.

Wood debía explotar la victoria sobre un enemigo ya en franca retirada, por lo que ordenó a BulIer que persiguiera a los guerreros y sus hombres se apresuraron a montar a caballo y salir del campamento en su persecución.

Los soldados habían sufrido lo indecible y ahora no estaban dispuestos a ser clementes. Su carga hizo añicos a los desanimados zulúes que perdieron la cohesión que les quedaba, convirtiéndose su retirada en desbandada. Algunos prefirieron darse muerte a puñaladas, antes que morir a manos de los británicos.

-“La matanza continuó hasta que no quedó una forma humana ante nuestros ojos“, escribió uno de los soldados participantes.

La persecución continuó hasta la falda del monte Zungwini, a unos 20 km de distancia.

No se sabe con certeza cuántas bajas tuvieron, pero cuando los destacamentos británicos de sepulturas comenzaron a recoger a los muertos, se encontraron 785 cadáveres en los límites inmediatos del campamento que fueron enterrados en grandes fosas .Centenares de ellos más yacían a lo largo del camino de retirada, y continuaron apareciendo cadáveres durante días, ocultos tras las rocas o entre la hierba, adonde se habían arrastrado para morir.

Habían muerto muchos hombres de categoría e influencia; la mayor parte de los muertos pertenecían a los regimientos más jóvenes, por lo que su pérdida conmocionó a la nación. Se ha estimado que en total murieron 3.000 guerreros. Las pérdidas de Wood fueron insignificantes en comparación: 18 suboficiales y soldados muertos y 8 oficiales y 57 suboficiales y soldados heridos, 10 de los cuales murieron posteriormente y fueron enterrados en un cementerio al norte del campamento .

El mismo día que Wood libraba batalla en Khambula, lord Chelmsford cruzaba el Thukela con la columna de socorro a Eshowe. El 2 de abril fue atacado por un «impi», compuesto en su mayoría por tropas locales, cerca del destruido redil militar de Gingindlovu.

Los hombres de Chelmsford formaron un cuadrado, cavando un foso y levantando un muro alrededor, y los zulúes fueron incapaces, una vez más, de penetrar la cortina de fuego. Al día siguiente, Eshowe era liberada. Chelmsford decidió no mantener la posición y comenzó a evacuar a su guarnición, que había resistido tres meses de asedio.

Hacia finales de mes, la mayor parte de sus hombres se encontraba de vuelta en Natal, y Chelmsford estaba más o menos en el mismo sitio de donde había partido en enero. Pero ahora los refuerzos llegaban continuamente y Chelmsford se dispuso a planear una nueva campaña, manteniendo su idea original de avanzar en varias columnas, aunque ahora mucho más fuerte y debiendo actuar en estrecha colaboración unas con las otras.

El esfuerzo principal recaería sobre la segunda división, que avanzaría desde la aldea fronteriza de Dundee y avanzaría por la ruta de la columna central, a unas millas de distancia del campo de batalla de Isandlwana. La columna de Wood renombrada ahora “columna volante”, tenía que permanecer reunida y avanzar al encuentro de la segunda división. La columna restante, la primera división, debía pacificar la franja costera.

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Como el abastecimiento de las tropas seguía constituyendo una pesadilla, el avance se distinguió ahora por la construcción de una serie de fuertes para su uso como depósitos y para proteger las líneas de comunicación entre los que se mantenía un flujo continuo de incómodos convoyes de carromatos, que obligaba al empleo de cientos de hombres en tareas de escolta.

A finales de mayo de 1879, comenzó la invasión con un nuevo desastre: el príncipe imperial de Francia,en el exilio, Luis Napoleón, heredero del trono de los Bonaparte, que estaba agregado como observador en las fuerzas de Chelmsford, cayó muerto cuando se encontraba de patrulla, y el avance final tuvo lugar bajo constantes escaramuzas.

Los zulúes eran reacios ahora a realizar un ataque a gran escala en terreno abierto, pero hostigaban a patrullas y a destacamentos con francotiradores y emboscadas constantemente.

El rey Cetshwayo, al conocer las noticias de la derrota en Kambula por sus desmoralizados jefes, comprendió de inmmediato que ya no era posible una solución militar victoriosa. Envió repetidamente mensajes a Chelmsford solicitando sus condiciones pero este, sabedor de que sir Garnet Wolseley se encontraba de camino para sustituirlo, pedía el cumplimiento incondicional de los términos del ultimátum.

Cetshwayo no se encontraba en mejor situación para cumplirlas en junio que en enero, ni Chelmsford lo esperaba ya que estaba deseoso de ganar la batalla final en un intento de recuperar su empañada reputación tras el desastre de Isandlwana.

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El 91º Regimiento de infantería (Princess Louise’s Argyllshire Highlanders) partió de Southampton hacia Natal el 19 de febrero de 1879 como parte de los refuerzos para el ejército británico en Sudáfrica tras su derrota por los zulúes en Isandlwana. A su llegada se trasladaron al país y luego participaron en la Batalla de Gingindlovu el 2 de abril de 1879.

Hizo cruzar el río Mfolozi Blanco a la segunda división y a la columna volante, desplegándolas en un gran cuadrado frente a la residencia del rey en Ulundi, donde los zulúes hicieron el último gesto; era el 4 de julio de 1879 cuando mas de 20.000 guerreros de todo el reino se reunieron para la última gran batalla.

Atacaron con gran valentía, pero después de media hora, sus cargas se difuminaron y el 17 de Lanceros los persiguió por el campo.

Los británicos se retiraron del país zulú tan pronto como terminó la guerra. Una vez conseguida la victoria, el nuevo Gobierno de la metrópoli no tuvo remordimientos en abandonar la política de la Confederación de Frere ni realizó intento alguno de anexionarse el país, conquistado a costa de tantísima sangre.

En vez de eso, el país se dividió en trece pequeños reinos, supuestamente leales a Gran Bretaña. Cetshwayo fue destronado, capturado y enviado al exilio a Ciudad de El Cabo; transcurridos unos años, estalló una guerra civil y se trajo a Cetshwayo de su exilio para ponerle al frente de una parte de lo que había sido su propio reino, en un intento de restablecer el orden, pero fue derrotado por Zibhebhu kaMapitha, que se convirtió en su implacable enemigo.

Murió en 1884. Durante los 20 años siguientes, hubo dos rebeliones dirigidas a eliminar la influencia de los blancos, pero las dos fueron cruelmente aplastadas.

Hoy, el país zulú forma parte de la República de Sudáfrica. Chelmsford regresó al hogar, siendo recibido como un héroe, a pesar de que una vez más, no mandó fuerzas en acción.

Y con esto terminamos este apasionante tema de las guerras zulúes, espero que os haya gustado esta segunda parte, a mi desde luego esta segunda fase de las acciones me parecen más heroicas y ponen en valor el potencial real de los contendientes.


Posibles ideas para escenarios.

Como siempre vamos a pasar a ver los posibles escenarios, muy parecidos a los del anterior podcast, quizás cuando tenga dos partes, los escenarios y juegos los dejaré para la parte final, así no repito, os recuerdo.

Como en la defensa de Rorke esta vez en Kambula o Esowe sí que podemos crear una aventura basándonos en esto, para ello deberíamos jugar o bien con Reinos o bien con tribus, ésta última me gusta mucho más aún que no represente a estos zulúes tan bien como reinos, pero la habilidad del campeón de tribus de hacer avanzar a la vez a grupos de Young a M me recuerda mucho a la táctica y formación de cuernos de búfalo (izimpondo zankomo), quizás luego se pueda quedar más cojos en otros aspectos como dotar de armas de fuego a tu columna.

Se me ocurre que se puede poner un campamento en el centro del escenario como en la batalla que libra Chemsford que hace un cuadro, la misión seria resistir a toda costa el empuje zulú, para representar la desventaja se jugaría 70 puntos de hombre blanco por 90 de tribus o reinos, y se debería tener muy en cuenta las reglas de muros y terrenos del juego.

Con esto tendríamos una aventura muy fácil de jugar, desde un punto de vista histórico, con la que emularíamos una vez más la férrea defensa de los ingleses y las incabables oleadas zulúes.




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Bibliografía Consultada

Knight,Ian .”Zulu Rising: The Epic Story of iSandlwana and Rorke’s Drift”.Pan.2011
Knight,Ian. “Companion to the Anglo-Zulu War”. Pen & Sword Military .2008.
Knight, Ian. “The Anatomy of the Zulu Army: From Shaka to Cetshway, 1818-1879 “Greenhill Military.2006.
Knight,Ian.”British Forces in Zululand 1879″.Osprey Publishing .1991.
Lloyd, Alan. “The Zulu War.1879” Osprey Military
Lock, Ron, “The Anglo Zulu War – Isandlwana: The Revelation of a Disaster”. Pen and Sword Military .2017
Lock, Ron, “Zulu Victory: The Epic of Isandlwana and the Cover-up”. Frontline Books .2015
La web que vuelen alto los dados.
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Re: Podcast El selenita errante "Trasfondo wargame Congo Guerra anglozulu. " Por Erhard_Raus (Andrés)

Mensaje por diegorg » Vie Abr 03, 2020 7:23 pm

Pues vamos a por el selenita
hoy lo veo mas claro que nunca, no hay nada como disfrutar de los placeres que da una vida sencilla

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