Podcast El selenita errante trasfondo musket and tomahawk "LOS HESSIANOS MERCENARIOS ALEMANES" Por Erhard_Raus (Andrés)
Publicado: Mié Nov 11, 2020 8:29 pm
El Selenita Errante, os doy la bienvenida a este tercer programa de la primera temporada dedicado a tratar trasfondos de los juegos más rarunos y otros que no lo serán tanto, el objetivo principal es haceros pasar un buen rato, y que de ello pueda surgir la curiosidad por estos juegos y que con ello los probéis.
Además de tratar el trasfondo puro, también recomendaré, como veréis al final, no solo el reglamento, también un esbozo de algún escenario o aventura con el que jugar, o directamente con un escenario en concreto que o bien crearé u os indicaré creado, también os presentaré, en su caso, reglamentos alternativos con los que vamos a poder jugar dicho trasfondo.
Sin más, os quiero presentar el tercer episodio de la primera temporada con creación, edición y presentación de este que os habla Erhard Raus, Trasfondo de Musket and tomahawks, guerra independencia americana los mercenarios alemanes Hessianos.
Espero sinceramente que lo disfrutéis.
El Podcast el Selenita errante de Erhard_Raus... DI AMIGO Y ENTRA.....
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ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
A diferencia de los que partieron hacia el Nuevo Mundo aproximadamente en 1750, huyendo de la discriminación religiosa, los alemanes que fueron a Norteamérica durante la Guerra de la Independencia eran mercenarios contratados por Jorge III, rey de Inglaterra.
Como muchos ingleses simpatizaban abiertamente con los rebeldes y deploraban las tácticas de un gobierno que obligaba a empuñar las armas contra hermanos y primos, Jorge III tuvo dificultades para reunir un ejército de adecuado tamaño.
El Rey Jorge III de Inglaterra, gobernó durante el periodo en el que tuvo lugar la pérdida de las colonias británicas en Norteamérica. En 1765, poco después de iniciarse su reinado, había sufrido un ataque de locura. Firmó un contrato, en 1775, con el landgrave Federico de Hesse-Cassel, que se comprometió a suministrar a los ingleses veintidós mil soldados.
Fueron seis los principados alemanes que proporcionaron tropas a los británicos, pero como la mitad procedían de Hesse-Cassel, todos ellos recibieron el nombre de hessianos. De los veintiún mil soldados del ejército inglés en América, en 1777, quince mil eran hessianos.
Como el principado de Hesse-Cassel padecía graves dificultades económicas, el landgrave aprovechó inmediatamente la oportunidad de obtener dinero reclutando a los campesinos.
Ningún miembro de las clases bajas era inmune al reclutamiento, y muchos desdichados hubieron de hacerse mercenarios por la fuerza.
La disciplina era rígida y severa; los oficiales exigían obediencia instantánea, se azotaba a la tropa y la deserción se castigaba con la muerte.
Se sometía a los reclutas a instrucción constante, e incluso cuando viajaban en lanchones como tropas de asalto, se veían obligados a permanecer un mes y alineados como muñecos.
Tenían elegantes uniformes azules y alargados cascos metálicos. Los jaegers tiradores expertos reclutados en los bosques alemanes, llevaban uniformes verdes con puños escarlata y rifles cortos.
Pero fuesen o no elegantemente vestidos, eran hessianos, y tal nombre era sinónimo de brutalidad.
Por su brutalidad, los colonos les llamaban «Hunos del infierno». Como la mayoría de los hessianos no habían conocido más que miseria y pobreza, les parecía lógico llevarse cuanto les apetecía de las limpias casas y las prósperas granjas.
Pocos sabían inglés, por lo que no distinguían entre rebeldes y probritánicos, saqueando y espoleando cuanto encontraban a su paso.
Aunque luchaban codo a codo con los ingleses, no mantenían buenas relaciones con ellos. Los británicos sintieron un desprecio inmediato por aquellos extranjeros torpes y borrachos cuyo idioma gutural les sonaba demasiado áspero. En consecuencia, hubo muchos choques que obligaron a separarlos cuando no había lucha. Y muchos ingleses se irritaron tanto con aquellos hunos del infierno que se pasaron a los rebeldes.
Durante el verano de 1776 un hombre de origen alemán, Christopher Ludwick, panadero de Filadelfia, con el visto bueno de Washington, se hizo pasar por desertor rebelde, se infiltró en las líneas británicas en Staten Island y se dedicó a convencer a los hessianos de que desertaran. Estableció una relación inmediata con los hessianos. Les habló de las ricas tierras de Pennsylvania y les dijo que podrían establecerse en ellas, llenando las mentes de los hessianos de visiones de riqueza y prosperidad. En Pennsylvania, les aseguró, podrían hablar su propio idioma y trabajar tierras propias.
El plan de Ludwick dio buenos resultados. Cientos de alemanes huyeron de noche, acompañados por Ludwick.
Muchos consiguieron llegar a Pennsylvania, donde se dedicaron al pacífico cultivo de la tierra. Y más tarde, por consejo de Ludwick, muchos de los alemanes capturados fueron enviados a Pennsylvania para que se convirtiesen en ciudadanos útiles de aquel nuevo país.
La pérdida de unos centenares de hessianos no significó nada, pues el 12 de junio de 1776 llegó a Nueva York el almirante Richard Howe con ciento cincuenta barcos y refuerzos de unos quince mil hombres para su hermano, el general William Howe.
PRINCIPALES BATALLAS...
La batalla de Long Island
Se inició el 22 de agosto y duró siete días. La victoria fue para ingleses y hessianos, y un oficial británico escribía:
-"Alégrate, amigo, pues hemos asestado un golpe definitivo a los rebeldes… Los hessianos y nuestros valerosos montañeses no les dieron cuartel, y daba gusto ver con qué entusiasmo despachaban a los rebeldes con sus bayonetas después de rodearles…».
Washington sufrió otra derrota aplastante en la batalla de Fuerte Washington, la fortaleza supuestamente inexpugnable del Hudson, a manos de los hessianos dirigidos por el general Wilhelm von Knyphausen.
Cayeron prisioneros un mínimo de dos mil quinientos norteamericanos que fueron torturados por sus captores alemanes que previamente les hicieron desnudarse, hasta que unos oficiales ingleses les obligaron a dejarles.
«Esta clase de gloria, ganada por mercenarios alemanes contra súbditos libres de Inglaterra, no tiene ningún encanto para mí».
Edmund Burke en el Parlamento.
Así empezó la humillante retirada de Washington hacia el Sur a través de las llanuras de Jersey. Llegó a la ribera de Pennsylvania del Delaware, el 8 de diciembre, con sólo tres mil hombres.
La batalla de Trenton
Washington el día de Navidad atacó Trenton Saina, mientras los hessianos estaban de celebraciones y fiestas de Navidad. Contaba con que se encontrarían con una guarnición borracha y desprevenida. Las tropas comenzaron a desplazarse río abajo, con los pies descalzos envueltos en tela de saco, y esperaron en tembloroso silencio que llegase la oscuridad.
Los hessianos celebraban la Navidad con considerable despreocupación, reunidos alrededor de pinos vistosamente decorados (los primeros árboles de Navidad que se vieron en Norteamérica) bebiendo aguardiente de manzana.
Un campesino probritánico llegó advirtiendo del próximo ataque rebelde, pero el ayudante de Hunt no le dejó entrar.
Los patriotas sorprendieron a los hessianos hacia las siete de la mañana del 26 de diciembre, Cuando Rail salió a la calle, con resaca y a medio vestir, intentó en vano controlar a sus hombres. Los que no habían sido segados por las balas huían por las calles presas de pánico, cayendo en la nieve helada. La Navidad terminó en un desastre para muchos hessianos, en 1776.
Los hessianos trataron de reorganizarse en el campo y hacer un último intento de recuperar la ciudad para que pudieran hacer una ruptura. Rail decidió atacar el flanco de americano desde las alturas al norte de la ciudad al grito de "Forward!” ¡Adelante! , y los hessianos comenzaron a moverse, con la bandera de la brigada, clarines y tambores para ayudar al espíritu de los hessianos.
Washington, en un terreno elevado, vio a los hessianos acercarse al flanco americano. Trasladó a sus tropas para asumir la formación de batalla contra el enemigo. Los dos regimientos de los hessianos comenzaron a marchar hacia King Street, pero fueron atrapados en el fuego estadounidense que llegó a ellos desde tres direcciones. Algunos estadounidenses habían tomado posiciones defensivas en el interior de las casas. Algunos civiles se unieron a la lucha contra los hessianos, a pesar de esto, continuaron presionando, recuperando sus cañones. A la cabeza de King Street, Knox vio que los hessianos habían tomado el cañón y ordenó a sus tropas retomarlos. Seis hombres corrieron y, después de una breve lucha, se apoderaron del cañón.
La mayoría de los hessianos fueron incapaces de disparar sus armas de fuego, sus formaciones se rompieron y comenzaron a dispersarse. Rail fue herido de muerte. Washington condujo a sus tropas desde las alturas mientras gritaba, "Marchen, mis bravos compañeros, ¡después de mí!" La mayor parte de los hessianos se retiraron a un huerto, con los americanos buscándolos de cerca. Fueron rodeados rápidamente, y se les ofreció rendición y aceptaron.
A pesar de la orden de unirse a Rail, los restos del Regimiento Knyphausen marcharon por error en la dirección opuesta, trataron de escapar a través del puente, pero se encontraron que el puente había sido tomado. Los estadounidenses atacaron rápidamente, derrotando un intento de los hessianos de atravesar sus líneas. Rodeado por los hombres de Sullivan, el regimiento se rindió, pocos minutos después que el resto de la brigada.
Rail recibió tres heridas de arma de fuego, la última mortal; lo llevaron a la iglesia presbiteriana, donde lo tendieron en un banco.
Cayeron prisioneros casi mil hessianos, hubo cuarenta muertos o heridos, y los rebeldes se hicieron con seis cañones y más de cien mosquetes. Dos norteamericanos resultaron muertos y tres heridos.
La victoria de Trenton renovó la confianza en los corazones de los patriotas. Algunos soldados exhaustos y hambrientos que antes de Trenton habían pensado seriamente desertar, miraban curiosos al futuro. Muchos jóvenes impulsados por la victoria acudieron a incorporarse a las filas rebeldes. Trenton había salvado la situación.
La batalla de Bennington
El general inglés John Burgoyne iniciaba su campaña, invadiendo Norteamérica desde Canadá. La flotilla de Burgoyne, estaba formada por tres navíos grandes, veinte cañoneras, doscientas barcazas y canoas.
De los nueve mil soldados, más de la mitad, unos cinco mil, eran hessianos. El lugarteniente de Burgoyne era el barón Federico von Riedesel muy respetado por sus colegas ingleses, pues era un magnífico oficial y había dirigido la construcción de puentes y caminos entre Ticonderoga y Saratoga. No era un general de gabinete y combatió valerosamente con sus hombres en Saratoga antes de que Burgoyne se rindiera.
La batalla de Bennington fue uno de los muchos errores de Burgoyne. En su cuartel general de Fuerte Edward se enteró de que en el pueblecito de Bennington, en la zona de Hampshire (donde había gran cantidad de provisiones) sólo había un puñado de patriotas.
El 11 de agosto envió una fuerza destinada a distraer al enemigo, dirigida por el coronel Baume, que no hablaba inglés, con quinientos hessianos y unos cien indios para «tomar» Bennington. Baume no tenía miedo de saber que los hombres que pasaban por su campamento eran diestros tiradores, fusileros de las milicias de Nueva Hampshire, del coronel John Stark, y no probritánicos. De cualquier modo, no entendía aquel idioma así que, demasiado tarde, Baume comprendió que estaba rodeado.
Stark atacó a Baume con precisión, en un círculo que fue cerrándose progresivamente.Los disciplinados hessianos combatieron virilmente, pero al fin perecieron en un feroz combate cuerpo a cuerpo. Los torpes y pesados hessianos no podían compararse con los duros hombres de Stark, acostumbrados a los bosques.
La nota que Baume escribió apresuradamente en alemán a un mensajero para que la llevase a Fuerte Edward pidiendo refuerzos, llegó demasiado tarde.
Las bajas hessianas fueron numerosísimas; trescientos muertos y heridos, y setecientos prisioneros de las tropas de Baume y de las que, en su ayuda, envió el coronel Heinrich Breimann.
Cuando cayó la noche, los hessianos que consiguieron huir atravesaron los bosques camino de Fuerte Edward dejando atrás cañones, municiones, bagajes y multitud de compañeros muertos y heridos. Muchos de ellos desertaron.
El 9 de octubre, en el apogeo de la segunda batalla de Saratoga, el «imperturbable» Breimann perdió de pronto el control y comenzó a acuchillar a sus propios hombres con su montante, gritando en alemán, hasta que uno de sus oficiales le metió una bala en la cabeza.
Conclusión...
Aunque los hessianos combatieron en todas las batallas importantes, desde Ticonderoga a Yorktown, el Congreso aprobó, en julio de 1776, una resolución que ofrecía tierras a los hessianos que desertasen y se quedasen en Norteamérica.
No se sabe con certeza cuántos aceptaron esta oferta, pero en 1782 se calculaba que habían combatido en suelo americano con los británicos veintinueve mil ochocientos sesenta y siete hessianos.
De ellos, siete mil quinientos cincuenta y cinco murieron en acción, o a causa de las heridas, o por enfermedad. Otros cinco mil se quedaron en América, y se establecieron como nuevos ciudadanos, con buenos ojos de los Princpies Alemanes, que acabado el conflicto y los subsidios Ingleses, estaban mejor en América que en su Alemania natal.